16 de febrero de 2015

El día del examen


Creo que nadie obvia que sacar una oposición es una difícil tarea. Pero cualquiera que haya conseguido esto te dirá que lo verdaderamente complicado es llegar a la línea de salida, a ese día en que por fin te presentas al examen. 



Pero cuando estas inmerso en una convocatoria no te va a faltar el avituallamiento en forma de mensajes de amigos, novi@s, padres, herman@s, que si algún día de parada tras el pertinente ejercicio, además de los cientos de opositores que te acompañaran durante el recorrido.

El problema es que para que esto suceda tú y solo tú, has de aguantar el tipo meses (perdón, quise decir años, digo convocatorias fallidas). Por tanto, para que esto resulte, el entrenamiento este tiempo tienes que practicarlo rigurosamente. Y esta es la mayor dificultad. 

Te verás obligado a forzarte horas y horas sobre los temas, a llorar de rabia porque un día te duele la cabeza y no cunde, o porque tu abuelo enfermó y tu estas sentado en tu puta silla sabiendo que tienes que aguantar el tipo a cuatro meses de examen, o soportar una bronca del preparador merecida...

Cada día es un desafío entre el camino fácil y el difícil. Y cuando rechazas lo fácil es más duro. Así que asegúrate que es esto lo que quieres y no te vas a detener. Lo sé. Con cada paso reafirmas el camino elegido.

A menudo todo esto lo vas a pasar solito, animado exclusivamente por la determinación que un día hizo que eligieras este camino y no el fácil. Animado por tu propia obcecación de estudiar los temas que hoy te propusiste y la confianza de que puedes hacerlo.

También has de distinguir entre las cosas que puedes dejar pasar por alto sin afectar a tu estudio y aquellas a las que debes prestar atención y que te van a obligar a "perder" unos días. 



Finalmente, antes de presentarte al ejercicio, esta rutina debes cumplirla Xtiempo para que empecemos a hablar de "opción de aprobado", o esas vueltas mínimas. Ello va a llevar a que tengas dudas, falta de confianza en ti mismo, a que veas cómo la vida del resto avanza y la tuya se quedó "parada"... invitándote en ocasiones a abandonar. RESISTE.





La etapa en que te embarcaste para ser juez, fiscal, inspector del banco de España, agente, registrador de la propiedad, técnico de hacienda... es una época de auténtica transformación personal. Aquí es donde las personas normales y corrientes se van a convertir en expertos, en gente con un afán de superación personal que no tiene límite y una determinación y constancia que les hacen ser TRIUNFADORES. La voz que cada mañana decidiste escuchar es la del DESAFÍO. 
Prepárate y no mires atrás, pon el culete en la silla porque queda mucho trabajo por hacer. Bienvenido a la rutina

Así que créeme, llegado el día, lleves más o menos PRESÉNTATE al examen. Todas las oportunidades cuentan y las convocatorias son experiencia. No pienses que la que hace un despliegue estratégico de chucherías, tapones de varias marcas, regla, agua, colores, pilots, pañuelo, cronómetro.. supo el primer día que necesitaba todo eso. No. A ella la primera vez se le olvido hasta el boli de los nervios y el reloj.

Te van a salir heridas de guerra y cicatrices de por vida, pero en una de esas vas a convertir tus sueños en realidad. No limites tu mismo tus propias opciones. Dale una patada al miedo y ¡examen con patatas!






9 de febrero de 2015

Y si el miedo...



¿Y si el miedo me arrastra hasta el sitio en que no quiero estar?
¿Y si el miedo me gana este pulso?
¿Y si el miedo me invita a mi solo a jugar?






El miedo paraliza. Bloquea. Hace decir y hacer cosas que ni siquiera sientes o quieres. El miedo es lo peor que puede sentir una persona puesto que no lleva a ninguna parte. Si sientes miedo ya estas perdiendo. El miedo a ganar es lo que te hace perder.

Valiente es aquella persona que no huye. Aquella que reconoce que tiene miedo, y decide enfrentarse a él. Y a partir de ahí solo te queda aprender a superarlo ;)

¡Ánimo valiente!

5 de febrero de 2015

Tomando un café conmigo misma

Hace tiempo alguien me dijo que creía no conocerse lo suficiente. Esto me hizo pararme a pensar, y le contesté:

-¿Cómo no te vas a conocer a ti mismo si llevas años decidiendo el rumbo de tu vida y viéndote cada mañana?

- Creo que hasta ahora he hecho lo que los demás esperaban de mi, no me he parado a pensar que quiero. 

Ello me dejo terriblemente pensativa. Es entonces cuando le recomendé "tomarse un café consigo mismo". Dirás qué significa esto. 



Verás, tomar un café con uno mismo es pararse a pensar. Darle al botón de desconexión y analizar qué quieres y si estas siguiendo cada paso necesario para conseguirlo. Si estas rodeado de las personas que quieres. Orgulloso de tus pasos en cada momento y de tus hechos. Si estás dispuesto a cambiar todo aquello que te disgusta. A saber apartarte de lo que te hace mal. A no necesitar a nadie para ser feliz pero sí estar genial con determinadas personas en tu vida, no por necesidad si no por compartir momentos con ellos. Aprender a decir adiós a lo viejo y hola a lo nuevo, y oye, sin miedo. Que una vez leí que la mejor historia siempre está por llegar y mira por donde vamos a empezar a creerlo.

Así que cuando llegues a ese punto alguna vez de no saber qué hacer ni por qué, tómate un café contigo mismo y dale al play.



Quizás el resultado te sorprenda, que después de un tiempo decidas VOLVER, en definitiva, retomar lo que siempre estuvo, pero ahora, con la misma emoción de la primera vez...